jueves, 3 de septiembre de 2015

¿Puede un extraño reñir a nuestros hijos?


 Últimamente me he encontrado con una serie de situaciones de lo más cotidianas pero que ahora que soy madre les he prestado más atención.

Por ejemplo, el otro día en la playa un niño de unos 5 años corría como loco hacia el agua con una cara de felicidad que no hacía falta decir que era su primer chapuzón playero del verano. Pues bien, como es normal, al correr levantó arena y le llenó el pelo a una chica que estaba tumbada tomando el sol. La joven soltó un ¡Joder con el niño, coño, que me estás poniendo perdida de arena! El niño la miró un segundo sin perder la sonrisa y siguió su camino hacia las olas, lo que no sabía la chica es que dos metros más atrás venía su madre la cual recriminó su falta de sensibilidad al reñirle al niño, con un buen mosqueo y unas voces que dejaron por un segundo a todo el que estaba alrededor enmudecido le dijo que no era un adulto, que las cosas se dicen de otra manera porque es un niño y lo había hecho sin querer (que no lo dudo) y siguió su camino tal cual. Yo la observé un buen rato y me dí cuenta que en ningún momento le reprendió a su hijo, ni tan siquiera un " hijo ten cuidado la próxima vez".  Ahí lo dejo...

Ayer sin ir más lejos me encontré con la situación contraria. Iba conduciendo tranquilamente cuando el coche de delante frenó en seco porque por poco se le cruza una niña que se soltó de la mano de su madre. El conductor la riñó y la madre por detrás le hacía señas al señor para que le riñera aún más para que aprendiera para la próxima vez y creo que por la cara que ponía la niña le vino bastante bien.


Un día, de paseo por San Francisco, mi niña iba con su andador muy contenta cuando se le acerca una niña de unos 4 años y me pregunta que si puede jugar con ella, yo le dije encantada que sí y acto seguido le quita el andador a mi hija y se lo lleva, allí la queda llorando y yo con cara de  "¿¿¿¿Por favor, la madre de esa niña dónde estááááá????" yo miraba y miraba y cada vez veía a la niña más lejos y sin rastro de algún adulto que le dijera algo. No quería resultar desagradable pero fuí hasta la niña y se lo quité, de buenas maneras pero lo siento, eso no es jugar con mi hija. Al rato vi como le quitaba a otro niño un triciclo... ya me di cuenta que había venido con la abuela que estaba en un banco sentada haciendo ganchillo como si nada...

Algo está pasando en la sociedad, cuando era pequeña y le decía a mis padres que me habían castigado en el cole su respuesta era "algo habrás hecho" sin embargo, ahora van a hablar con el profesor y lo ponen a caer de un burro y algunos hasta a las manos llegan.

Yo de momento, me quedo aquí, observando, que me queda mucho aún que aprender aún.